jueves, octubre 29, 2009

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SOBRE EL ASQUEROSO SUPLEMENTO DEL DIARIO “EL PAÍS”: “10 Años en la Argentina”

Walter Moore


Por Walter A. Moore
El pasquín más asquerosamente neoliberal que se publica en la Argentina, es sin duda el diario “El País”. Está a la derecha de La Nación, de Ámbito Financiero, aún del Klarín. Es el diario que se merece haber corrido hacia atrás el camino de la Historia, convirtiendo una brillante república en un reino sombrío, y para colmo petulante. ¿Quién aguantaría a los españoles si tuvieran petróleo, una de las tres pradera del planeta, un mar propio lleno de peces, una capacidad creadora en todos los campos de la cultura?.


Estos tipos, que no tienen nada, se atribuyen la prerrogativa de “analizarnos”, como si los argentinos necesitáramos mirarnos en su primitivo espejo. Estos tipos, genio y figura hasta la sepultura, se permiten realizar un  suplemento para hacer hablar mal de nuestro país, para lo cual entrevistaron a cuanto desplazado han podido encontrar.
Dos frases resaltadas, una detrás de la otra, delatan una mala fe rayana en la enfermedad mental, dicen así:
Los diagnóstico sobre el futuro (de la Argentina) son pesimistas porque el país pone sus esperanzas muy en alto” y a continuación otro hallazgo: “Una de las obsesiones argentinas era alcanzar la grandeza. Ahora es el miedo a la pequeñez”
¿De quién hablan? ¿De nosotros o de ellos mismos?
Porque en el cuerpo principal del diario leemos que han metido presos por corrupción a 18 alcaldes de ciudades importantes, siempre por los mismos delitos: “Cohecho, malversación, prevaricación, blanqueo, tráfico de influencias….”[1].
Estos mismos tipos hace muy poco tiempo imploraban que los dejaran entrar en el G20, grupo de decisión de alto nivel del cual la Argentina forma parte.
Estos tipos que se robaron nuestras principales empresas durante la Segunda Década Infame, la del Menemato, que se siguen llevando impunemente nuestro petróleo y gas, y también el dinero de nuestros bolsillos con tarifas telefónicas usurarias, que siguen robándonos con sus bancos, sin hablar del desfalco que los españoles de Marsans hicieron con Aerolíneas Argentina. Unos tipos que, para colmo, sólo son meros personeros de los intereses británicos y norteamericanos.
Estos tipejos invitan a escribir en su suplemento a la flor y nata de los perduelis argentinos. A aquellos constantemente derrotados y expulsados de sus posiciones de poder. Así entran en la fácil tarea de ver males presentes a aquellos que ya perdieron en el pasado, tipos como Alberto Fernández,  Rodolfo Terragno, Joaquín Morales Solá, Tomás Eloy Martinez, Enrique V Iglesias (el cipayo norteamericano de la “OEA”), Jorge Pontevecchia (escritor escandaloso al servicio del mejor postor), ensalzan como “políticos con futuro” a Martín Losteau, Grabriela Michetti, Juan Manuel Ortubey, y promueven a la nueva bandada de economistas de la Universidades Di Tella, San Andrés, Austral, amén de otros criaderos de cipayos económicos. No conformes con eso, el suplemento se ocupa de glorificar al envenenador sojero Gustavo Grobocopatel.
Se permiten la petulancia de decir en un artículo que la Argentina se encuentra en una Montaña Rusa, pero omiten declarar que ahora España se encuentra en un tobogán, que es literalmente imposible que se convierta en una montaña rusa, porque España no tiene nada.
Hoy lo único que tenemos en común con estos fantasmas del pasado es el idioma. Ya está, gracias, pero ya pagamos por ello más que suficiente.
Ahora ustedes deben quedarse en su vetusta casona en la cual lo único que producen son esos deliciosos jamones serranos, y nosotros en la nuestra.
Y esta vez no nos pidan que acudamos a matarles el hambre como hicimos hace más de medio siglo, porque lo único que obtuvimos con nuestra generosidad es que entren en nuestra casa para robarnos cosas, ideas, gente y dinero.
Algunos argentinos, sabemos que es hora de poner en su lugar estos pelafustanes ibéricos después de cinco siglos de saqueo a cambio de nada. Terminemos de una vez con la pelotudez de “La Madre Patria”, porque para estos gallegos de mierda, nosotros somos las “Cucarachas sudacas”, y deberíamos prohibir que a nuestro país entre ninguno de ellos, (excepto algunos artistas excepcionales), porque sólo vienen a joder, a ver que pueden seguir robando, a encontrar a quién pueden corromper, y encima a mirarnos desde arriba, como si estos tipejos fueran la “fuente de toda razón y justicia”.
Los descendientes de españoles y de europeos que se instalaron en nuestra Nación desde hace generaciones ya no tienen nada que ver con ellos, son tan criollos como los miembros de los Pueblos Originarios. La referencia a esta línea sanguínea (que ellos se esfuerzan en reforzar atribuyendo dobles nacionalidades) es una mera metáfora, un tema de conversación del café, no tiene realidad alguna, y menos ahora en que van a ser pobres de nuevo.
Llegamos al fin del camino, al corte definitivo de ese cordón umbilical que sólo no chupó la sangre. Bienvenido sea el Cambio.
Buenos Aires, 29 de octubre de 2009-10-29


[1] Pag. 12, día jueves 29 de octubre de 2009
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