miércoles, septiembre 30, 2009
BREVE INFORME SOBRE EL ESTADO ACTUAL DE LA GUERRA DEL IMPERIO GLOBAL CONTRA LA ARGENTINA
Walter Moore
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Por Walter A. Moore
Según informa Ámbito Financiero[1], "el gobierno argentino le dio un plazo de 45 días a Estados Unidos para que retire todo el personal militar que ocupa oficinas en el Edificio Libertador, sede del Ministerio de Defensa" y de los enlaces que tienen en el edificio de la Armada y en el Edificio Cóndor de la Aeronáutica.
Esta gente pertenece al llamado Grupo Militar de los Estados Unidos en la Argentina, y están aquí desde la década de 1960.
La firme decisión surgió después que fue evidente que el nuevo habitante de la Casa Blanca no cambiará nada de la política exterior imperialista norteamericana, al confirmar a Robert Gates, que no ha dado respuestas destinadas a desactivar la IV Flota norteamericana que se encargaría de atacar a América Central y Sudamérica.
Otra afrenta del alicaído imperio fue nombrar a cargo de este Grupo Militar a al Coronel Edwin W. Passmore, que llega a la Argentina después de ser expulsado de Venezuela, de ser jefe del Estado Mayor de la misión norteamericana y sus aliados en Afganistan y asesor de inteligencia del ministro de Defensa de Kuwait durante la Anexión de Irak.
Los yanquis mandaron al teniente general de la Fuerza Aérea, subjefe del Comando Sur, a verificar la seriedad de la decisión, y le quedó totalmente claro que los militares norteamericanos sólo podrán trabajar dentro de su embajada.
Creo que estamos frente al fin de la sumisión (políticamente designada como "cooperación") de las Fuerzas Armadas Argentinas a los dictámenes del Pentágono.
Esto implica que deberemos definir nuestras propias hipótesis de conflicto.
La defunción del TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca ante el ataque de una fuerza extra continental), debido a la cooperación de Estados Unidos con Gran Bretaña en la Guerra de las Malvinas, actualmente sustituido por el Consejo Suramericano de Defensa, firmado por los representantes de los 12 países que integran la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR). Ante estos desarrollos, la expulsión de los militares norteamericanos es una medida completamente coherente.
El tratado de paz Suramericano, producto de la fundación la UNASUR, deja como únicos enemigos posibles a las potencias extranjeras, en especial a los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN.
O sea que estos atacantes constituyen la principal hipótesis de conflicto, y para defendernos de sus eventuales ataques, conviene detallar las formas de guerra con que estas potencias nos atacan y con las que nos pueden atacar en el futuro. Para eso debemos pasar revista al ESTADO ACTUAL DE LA
GUERRA DEL IMPERIO GLOBAL CONTRA LA ARGENTINA
Para esto debemos Examinar las SIETE FORMAS de la Guerra en curso, o sea: La Guerra Psicológica, la Guerra Física, la Guerra Política, la Guerra Económica y Financiera, la Guerra Ambiental, la Cultural y la Guerra Diplomática.
Ante todo debemos comprender que el Comando de la Guerra contra la Argentina, se desplazó, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, desde Inglaterra hacia Estados Unidos, en ese momento, la hipótesis de conflicto del agresor cambió.
Inglaterra nos necesitaba como su "principal granja" y como mercado para sus manufacturas. Estados Unidos nos ha visto siempre como un competidor, pues ellos tienen una de las tres grandes praderas del planeta y nosotros tenemos otra.
Tampoco le interesaba tener un competidor tan peligroso como la Argentina, con su trayectoria libertadora de otras naciones, con una industrialización avanzada como la nuestra a mediados del siglo pasado. Por eso todo el accionar del Imperio se convirtió en un accionar destructivo para con nuestro sistema productivo y también contra el desarrollo de nuestro pueblo, que a diferencia del de ellos, siempre tuvo una vocación liberadora y no saqueadora.
Ahora analicemos el Estado de la Guerra:
El dispositivo imperial de Guerra Psicológica, en general se encuentra intacto, aunque la contraofensiva argentina está en marcha con la Ley de Medios propuesta. La operación actual de guerra psicológica es la invención de "El Campo contra el Gobierno", en la cual han tomado partido los tradicionales traidores a la patria y perduelis argentinos, que son los mismos que se alinearon detrás del embajador norteamericano Spruille Braden para oponerse electoralmente a Perón en 1945.
Ahora parece instalarse otra operación basada en el ensalzamiento a ese pésimo estadista que fue Raul Alfonsín, ridículamente designado como "Padre de la Democracia" cuando, en todo caso, es un "Hijo de la Democracia", porque la lucha contra el Proceso no provino precisamente de su sector, sino del peronismo. Alfonsín, en todo caso es el "Padre del Neoliberalismo", porque dejó instaladas las condiciones para el triunfo del menemismo, se dice incluso que Nosiglia financió la interna contra Cafiero. Aún su brillante desempeño juzgando a las Juntas militares, lo empañó con Leyes de Punto Final, que lo invalidaron.
En términos más generales, la guerra psicológica, realizada a través de los medios masivos de desinformación, encuentra un oponente cada vez más eficaz en el sistema interactivo de Internet, que abre la información a aquellos que saben buscarla.
La Guerra Física de baja intensidad contra nuestro país ha recrudecido.
Nuestra Nación se encuentra bajo un masivo ataque químico, efectuado por las multinacionales agroquímicas, lideradas por Monsanto, que derraman diariamente toneladas de venenos sobre nuestros campos. El más masivo es el Glifosato, que contiene el mismo principio activo que el Agente Naranja utilizado por la aviación yanqui para atacar al ejército norvietnamita y que está causando un reguero enfermedades graves, algunas seguidas de muerte, en especial de niños, son los que se usan como banderilleros para los aviones fumigadores. El Glifosato envenena la tierra y el agua, destruyendo todo tipo de especies vegetales y animales, lo cual destruye la cadena trófica que es la base de la vida natural, es así como los pájaros y las mariposas han desaparecido de nuestros campos, ahora convertidos en desiertos verdes.
También estamos bajo ataque biológico, por esos mismos enemigos, que usan semillas manipuladas genéticamente en forma artificial para aumentar los beneficios contables, al precio de destruir los sistemas que a la Naturaleza le ha llevado milenios perfeccionar.
Estos ataques no serían posibles sin la complicidad, consciente o inconsciente, de los perduelis del gobierno que permiten el uso de estos venenos por los empresarios agrícolas que, a su vez, están hipnotizados por la promesa de ganancias para hoy, sin ver los llantos para mañana, cuando sus campos queden arruinados.
El gobierno está intentando una tibia contraofensiva antisoja, pero las tropas de ocupación territorial de nuestro país, llamados "pools de siembra", son fuerzas multinacionales fuertemente pertrechadas con maquinaria que además, de sembrar enormes extensiones de soja, pueden arrasar nuestros bosques, lo cual genera resultados catastróficos por los desbordes de ríos y sequías.
Nuestra capacidad defensiva ante estas formas de Guerra Física es muy débil, y lo son aún más las previsiones para defendernos de un ataque bélico tradicional, después de la destrucción de todas nuestras fábricas militares y el desmantelamiento de las fuerzas armadas y su desfinanciación y atraso tecnológico. Eso sigue existiendo, un ejemplo es la suspensión de la producción del vehículo militar llamado Gaucho, un desarrollo conjunto con el Ejército de Brasil, que no se ensamblan a pesar de disponer de todas las partes necesarias para fabricar 40 vehículos, que competirían muy exitosamente con los "jeeps" Hummer, de fabricación norteamericana.
Toda la industria militar debe ser rediseñada, de acuerdo a las nuevas hipótesis de conflicto (guerra asimétrica, defensa antiaérea, submarinos y vectores de represalia ante ataques nucleares, etc.).
No podemos descartar ataques imperiales de Alta Intensidad, basados fundamentalmente en misiles, aviones y drones[2], y fuerzas mecanizadas de tierra. La experiencia muestra que esta modalidad de ataque puede ser derrotada por una contraofensiva de Guerra Asimétrica, con la participación popular en la defensa, desarrollando el modelo de "Reservas Activas" desarrollado por países como Suiza y Suecia, adecuados a nuestra tradición de guerra libertadora.
En la Guerra Política, el Imperio Global está retrocediendo.
En este campo, el actual gobierno parece haber comprendido quienes son nuestros aliados y quienes nuestros enemigos, y su actividad de desmantelamiento de las operaciones de estos enemigos aumenta en eficacia.
Podemos observar que el hiperactivismo de un viejo desestabilizador como el embajador Wayne se ha reducido al mismo ritmo que la credibilidad norteamericana. Pero podemos imaginar que alguien derramará un río de dólares para financiar la próxima campaña electoral de la cerril oposición anti argentina.
También es interesante ver cómo han salido de la escena las izquierdas cipayas, las que siempre han sido funcionales a los invasores extranjeros. Son los mismos que desestabilizaron al gobierno popular de Perón e Isabel Perón, los que formaron la punta de lanza de la Alianza, los que desarmaron las Asambleas Populares del 2001. Como resultado de esas tareas, su credibilidad ante la población llegó a cero.
Desde hace un tiempo, las actividades de resistencia al Imperio ha tomado formas rizomáticas, muy difíciles de controlar por gente acostumbrada a comprar a la dirigencia, amenazarla o descalificarla. Eso no es posible con los miembros de los millares de grupos de afinidad existentes, que no tienen estructuras arbolares que puedan ser penetrables por la acción imperial.
Por ese motivo hoy existe una enorme energía potencial que podrá organizarse formalmente cuando "Se vayan todos".
Creemos que es el momento de hacer un inventario de la última ofensiva del Imperio Global en la Guerra Económica y Financiera. La estatización de las AFJP, y la conformación de reservas en moneda china, son avances importantes, pero se sigue admitiendo el saqueo minero a mansalva, y el oro, la plata y otros minerales son monedas más valiosa e imperecederas que el papel impreso, con el dibujo que fuere. Hoy estamos regalando a nuestros enemigos millones de toneladas de productos áureos, que necesitaremos mañana.
La tarea debe seguir con la recuperación del sistema bancario que se encuentra en manos enemigas, incluyendo al Banco Central, que no emite suficiente dinero, lo cual obliga a prestar a tasas usurarias, puesto que, como en cualquier bien escaso, el precio sube. Es en esta estructura donde el saqueo tiene su mayor expresión, pues es donde la riqueza real se traslada a los sectores especulativos, aliados tradicionales de nuestros invasores.
El Banco Central tampoco es capaz de controlar la brutal fuga de divisas, al no establecer un adecuado control de cambios.
La deuda externa sigue siendo una amenaza que puede ser fácilmente eliminada declarando un jubileo unilateral, o sea, dejar de pagar en forma explícita, con la finalidad de impedir que nunca más vengan los capitales extranjeros, cuya única finalidad es depredar nuestros recurso y saquear nuestro trabajo.
La dirigencia económica actual tampoco ha impulsado el desarrollo de nuevas cooperativas de crédito, que son el verdadero soporte de las pequeñas y medianas empresas, ni ha instalado una política monetaria que permita un amplio despliegue de nuestro sistema productivo.
Por otra parte, el Banco Central debe emitir los fondos necesarios para la recuperación estatal de las industrias de base: acero, petrogasífera, química pesada y sistemas de transportes con su sistema de estaciones, puertos y aeropuertos, muchos de los cuales siguen en manos privadas, que siempre tienen detrás a intereses extranjeros.
En el campo de la Guerra Ambiental debemos tomar acciones correctivas inmediatas pues tenemos una gigantesca distorsión de la Ocupación Productiva de Nuestro Territorio.
Hemos permitido que la mayor parte de nuestra población se agrupe en enormes ciudades rodeadas de cinturones de viviendas miserables. De esta manera permitimos un deterioro sanitario y de la calidad de vida que termina destruyendo a nuestra población. La realidad es que la población urbana depende de los alimentos y materias primas provenientes del campo, y si se deja el control del campo en manos extranjeras, o de enemigos internos, se pierde el control territorial.
Para que este control sea ejercido, en un territorio inmenso como el nuestro, en el cual la población puede crecer en forma violenta como consecuencia de la crisis alimentaria mundial en curso, es necesario poner en marcha un Plan de Ocupación Productiva del Territorio, que favorezca la Integración Continental con un Desarrollo Local, Este plan debe consistir en la creación de Nuevas Ciudades Autosuficientes, vinculadas entre sí por un sistema de transportes multimodal, que permita el traslado eficiente y económico de personas, mercancías y fluidos, que sea la responsable de la integración física de nuestro país, respondiendo a un proyecto nacional y Suramericano, abandonando el esquema colonialista de embudo hacia el puerto de Buenos Aires trazado por el Imperio Británico y luego desmantelado por el Imperio norteamericano.
Las distorsiones en la provisión cuantitativa y cualitativa de los productos alimenticios deben ser puestas bajo control, fomentando la provisión de los mismos con el máximo de variedad de la producción localizada en los mismos centros de consumo. El modelo de Libre Comercio colapsa porque, lejos de haber mejorado la vida de las personas, la ha empeorado y encarecido significativamente para todos y beneficiado a un grupo de parásitos cada vez más concentrado.
La producción alimentaria, de indumentaria e insumos básicos es un problema de Estado, y no puede ser confiado a potencias extranjeras, pues su distribución es un servicio público tan vital como la distribución de energía o el sistema de transportes, por lo tanto, los grandes hiper y supermercados deben ser des-extranjerizados, pues no podemos permitir que potencias externas nos fijen los precios de nuestros productos básicos, y la misma política debe seguirse con la producción agropecuaria.
El dispositivo de la Guerra Cultural, destinado a destruir el sistema educativo argentino sigue intacto, si bien se construyen nuevas escuelas, y se desmontaron algunas atrocidades como las impulsadas por el Banco Mundial a través de engendros como FLACSO, no existe una nueva política educativa y los ministro de esa área han sido consecuentemente mediocres, sin distinción de su bandera política. Desde la década de 1960, cuando comenzó la extranjerización de la educación superior al grito de "Laica o Libre" (y hoy todos sabemos que quiere decir el Imperio cuando exclama "Libertad"), la educación superior,( y como consecuencia la educación preparatoria) se ha deslizado hacia la actual insignificancia[3]. Hoy no tiene sentido restaurar la vieja universidad del siglo 19, porque las familias de entonces, que eran las que fijaban los valores y velaban por el futuro de sus hijos ya no existen, y el libro impreso en papel ya no puede ser la base del sistema educacional, porque la televisión e internet educan más que cualquier escuela.
El nuevo sistema educativo debe ser diseñado a partir de la transformación estructural del sistema de medios disponibles, de manera que instale de nuevo valores que han desaparecido en la anomia creciente generada por la hegemonía liberal que ya lleva casi tres generaciones.
La reinstalación de la Constitución de 1949, la denuncia de los tratados de Madrid (de rendición de Malvinas), de Londres (de protección de las inversiones imperiales) debe ser realizada de inmediato, conjuntamente el decreto de un Jubileo de todas las deudas, para cortar de un hachazo la "Cultura de la Deuda" instalada por nuestros enemigos.
Se abre con la actual crisis, si actuamos con la decisión que exige el momento, la posibilidad de hacer renacer a la Argentina Independiente, Justa y Soberana.
En el campo de la Guerra Diplomática el Imperio Global va de derrota en derrota. Todas las potencias invasoras disfrutan del mismo repudio mundial. Las reuniones de sus dirigencias, que hasta hace pocos años, tenían al mundo en vilo, gozan de la indiferencia universal, aunque son promocionadas por los medios como siempre.
El derrumbe de la inconsistente idea de la Unión Europea, basada en el uso de la misma moneda, se une a la crisis generada por la Gran Estafa Norteamericana, en un momento en que se forman bloques alternativos, como el llamado BRIC (Brasil, Rusia, India y China), el UNASUR, el Grupo de Cooperación de Shanghái, que es básicamente un pacto militar entre China, Rusia e Irán, con Kazajstán, Kirguizistán, Tayikistán y Uzbekistán, convierten en historia antigua el mundo unipolar norteamericano.
Las estrategias imperiales de dividir para reinar, de desarmar a las naciones, de desmantelar sus economías y destruir su medio ambiente, ya no pasan desapercibidas.
Pero el Imperio - genio y figura hasta la sepultura - siempre inventa una nueva alternativa para dominarnos. Ahora intenta la balcanización de América Latina mediante la promoción del indigenismo, monitoreada desde Londres por los mismos estrategas que destruyeron Yugoeslavia. Confundir la recuperación de los valores originarios de nuestro continente, cuyo mayor exponente lo encontramos en las transformaciones que se producen en Bolivia y Ecuador, con la idea colonialista de fraccionar el poder de los países (que ya han sido fraccionados en el pasado para "comernos mejor") mediante la independencia de las comunidades de aborígenes (promocionada por cierta clase media que tradicionalmente le ha hecho el juego al imperio dominante) no es más que un nuevo modelo de traición a la Patria. Y para verificar esto no hace falta más que comprobar que, por ejemplo, la sede de los movimientos independentistas mapuches, se encuentra ¡en Londres! La capital mundial de la subversión y el terrorismo internacional.
La integración continental Suramericana requiere que diluyamos nuestras fronteras, en lugar de crear nuevas, de unificar nuestro lenguaje, porque la lengua habla desde el corazón, y nos hace hermanos del corazón, de respetar el sincretismo religioso de nuestros pueblos, que ha religado al cristianismo con las creencias originarias de América y de los africanos instalados en nuestro continente, hermanándonos en el espíritu. Si nos unimos en una misma Patria, con un mismo Idioma y una Religión común, seremos no sólo una fuerza invencible, sino la fuerza libertadora que el mundo necesita para reponerse de los delirios imperialistas de los jefes de las naciones del Atlántico Norte.
Ha llegado nuestro momento, y para dar origen a la Argentina que renace, debemos liberar las enormes energías creadoras contenidas en cada uno.
Buenos Aires, 2 de abril de 2009, Día de la Guerra de las Malvinas.
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